lunes, 31 de agosto de 2009

Mutilantes

Mutilados en espera de homicidio se cosen mientras beben escrúpulo, se empachan de carne nerviosa y así se conciben, fagocitan y asocian con textura de club benéfico, con el carnet de muñón tóxico y el diálogo en forma de laso reluciente, brillos en el humo del esfínter y género desconectado. Se nombran a sí mismos animales de cuneta, se suben al podio del nicho donde diarrean su sed de amor y condenan a milagros a los seres Hominosos. El uso de braguetarios los calma bajo la luz de su dibujo, se desahogan en la dimensión más cercana, se arañan imitando sonidos de murciélago, se aceitan las cicatrices pérfidas y, al salir, se les caen las mentiras de las uñas y una gota de cinismo les brilla en la frente, se evapora y fantasmea entre los presuntos invitados, víctimas demócratas.

Sergio Marín

domingo, 30 de agosto de 2009

Carta a Pablo. MIjail Bakunin

Soy el mismo, como antes, enemigo declarado de la realidad existente, sólo con esta diferencia: que he cesado de ser teórico, que he vencido, en fin, en mí, la metafísica y la filosofía, y que me he arrojado enteramente, con toda mi alma, en el mundo práctico, el mundo del hecho real.

Créeme, amigo, la vida es bella; ahora tengo pleno derecho a decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través de las construcciones teóricas y a no conocerla más que en fantasía, porque he experimentado efectivamente muchas de sus amarguras, he sufrido mucho y he caído a menudo en la desesperación.

Yo amo, Pablo, amo apasionadamente: no sé si puedo ser amado como yo quisiera serlo, pero no desespero; sé al menos que se tiene mucha simpatía hacia mí; debo y quiero merecer el amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir, activamente; ella está sometida a la más terrible y a la más infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole el sentimiento de su fuerza y de sus derechos.

Amar es querer la libertad, la completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama.

He ahí mi profesión de fe política, social y religiosa, he ahí el sentido íntimo, no sólo de mis actos y de mis tendencias políticas, sino también, en tanto que puedo, el de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en que podrían ser separados esos dos géneros de acción está muy lejos de nosotros; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones y en todas las aplicaciones de esa palabra, o bien no la quiere de ningún modo; querer la dependencia de aquel a quien se ama es amar una cosa y no un ser humano, porque no se distingue el ser humano de la cosa más que por la libertad; y si el amor implicase también la dependencia, sería lo más peligroso e infame del mundo, porque sería entonces una fuente inagotable de esclavitud y de embrutecimiento para la humanidad.


Todo lo que emancipa a los hombres, todo lo que, al hacerlos volver a sí mismos, suscita en ellos el principio de su vida propia, de su actividad original y realmente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, es verdad; todo el resto es falso, liberticida, absurdo. Emancipar al hombre, he ahí la única influencia legítima y bienhechora.
Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos –no son más que mentiras–; la verdad no es una teoría, sino un hecho; la vida misma es la comunidad de hombres libres e independientes, es la santa unidad del amor que brota de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad individual.

CARTA A PABLO

Mijail Bakunin
París, 29 de marzo de 1845

lunes, 17 de agosto de 2009

Nube convencida

Una nube convencida vuelca
su hedor sobre
el vientre de un beso encogido,
un bulto vertebrado
en la frente del insomnio
se pellizca la rabanera
en la corrupción amistosa,
despedrega tensiones,
consume tendencias de alicate
y desbroza de antojos la matriz,
putrefacción en cinta.
Un adagio la somete al cerebro
que se oxigena masticado,
híper ventila y ablanda los pezones de papel
al roce con los jugos de su delirio,
de la saliva quid procuo
para abrirse de piernas y abandonarse
a la náusea de la palabra.
Una nube pegajosa cae a plomo,
se insemina con la invocación
al vicio eréctil en gangrena la musa,
calambres inducidos
a un verso con los fórceps colgando
entre las piernas del poeta.

Sergio Marín

membretes

Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.
La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre el verdadero poeta.
Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.

Oliverio Girondo

martes, 14 de julio de 2009

Flamante

Desaparezco en la transparente extinción.
Mordiscos de culebra coagulan el método
y estoy lleno de veneno sin señales aparentes,
deudo al recién nacido,
rojo de no se sabe qué, con la baba
del amor la fe y el tránsito,
lechal páramo palabra.
Estaciono la llamada del humano,
prescribo lágrimas dirigidas al ido quedo,
difícil flor
sin atar de soga y mona,
torturador planetario
incluidos los mágicos.
Me resino en la cordura y saco el don
a los tableros la calle,
a los nudos de piernas y palabras de vino
o vino sin palabras y lo entendimos ir.
Se me ha ido la sombra,
la despedí,
se le acabó la obligación.
Achuchanme las preguntas
y desde el mí calor se las cata:
¿y si se van antepechos mis manos,
y si el beso se va no pero,
y si se va el movimiento de caderas y se paran los ojos?
Gallardo el triste que llena mucho sitio,
algo roto y con el control bajo el fuego cruzado
despiece en especie, de qué gen no importa,
languidece la contornada impresa
y se me crispa el caserío,
no inscribo duda,
respeto el freno ebrio,
pica el forro de las venas y el pelo se para
en depósito.
Sin miedo un pájaro -me pregunto por quéme
picotea el pie en la ingle de la sien y se va...
Nazco colgado de un barrote tronchado
y muero descalzo de herrumbre,
más desnudo,
pátina del reflejo a chorro
y con ausencia de color luna maleta
guardo también el niño,
algo de mi asesino de muelles,
desencuentros con la medida
y escamas de fijos amores.
No me llega el choto para cubrir la tristeza,
desaparición de rodeo,
arneses en portales,
anillas en las ondas y sin dejar de ser parque
con la sonrisa del que no teme estrellarse,
qué cepa,
poeta que provoca vómitos estériles
y colas de esperanza biliar:
elijo una mancha… analogía de agua.
Sergio Marín

lunes, 6 de julio de 2009

Ambigú

Ambigú

Ser un suspiro en las tapas de Vallejo, un pelo en las barbas de Whitman, un decir luminoso y un desasir las bolsas en este rincón Bachertuliano, nido de cobras pupilas dilatadas. Ser una espora febril que alergia este campo de hongos, la quimicefa del síntoma hierático, un buril transgresor mas allá de la piel, un implante a cuchillo o una bodega vuestros tinos donde bajo la vela y me ahogo con los vapores del matiz, me contagio de vuestra lepra. Me consuelan vuestra tiroides que empujan mi compadre y hasta le he cogido el gusto al robo, os robo, lo salino y las índoles, heparina de la psique motilidad y la promiscuidad se apodera del muñón al que le crecen arsenales, os ceno y defeco en el papel donde salta el split iconoclasta, el barrendero que se sacude la luz de la mano y se ríe de la narcosis de Narciso. Admiro vuestra crítica no enfundada de grados de alcoholismo en columna de a uno, la mentira no cabe en el poeta, en el engendro que lo viola, si. Jamás miro a un poeta si no con admiración, llevo navaja con prosa en las cachas, filo esportillado de tanto hueso ajeno a la médula, tajos cortos o de la profundidad que pida el falso, a veces me corto y sangro como cualquier nacido. Me es indiferente si es negro con mechas babafónicas o ismo copulante, si es verso biodegradable en el pop social, todos nos vestimos, pero un poeta se desnuda, una vez desnudo se vuelve a desnudar, una y otra vez, y este nudismo sin escurrir sólo es posible por el ombligo único, el amor, llevémoslo con la erección erudita o con las mulas, al parto permanente de su labor.

Sergio Marín

sábado, 27 de junio de 2009

proselitismo en busca y captura

La mujer baja la pata de cabra en la esquina de su hambre,
se merienda el filo,
los brotes que le quedan embrollo de cuerpo y medio
y no quiere ser molestada por un sincero simulacro,
una estaca quizás la grupa le rasgue
achuchón al cuero liso fotografía,
un día en las medianeras
saetas en el cráneo,
hasta que la fusta le alcanza las ingles
en dialecto baba cosmopolita
y los sintetizadores de olores en la atrofia maleante
se sumergen en un patrimonio sin economía.
Adoquines sábanas y litros de droguería
del cuerno a la cacha navaja con tacón de aguja,
merendar familia del aguardo al esquilador serena.
Sin la melena del pasado
es capaz de ver la hermosura ruido
de su sexo de taquilla libre,
un pasto se cierne sobre la trashumante
que templa el vientre y abandona la silla.

Sergio Marín

jueves, 25 de junio de 2009

Antítesis coagulante

El no me llena de vidrios la sangre,
taciturno de prontos
y raro en los sueños, no arde
y me mira de reojo,
apoyado en la mesa del deseo
con las manos entre el si.
El no es una balsa entre corrientes,
miembros restos de consuelos por los caminos,
polvo de renuncia.
El no se derrite ante el si tú,
se ata al árbol amarillo de la mirada
y no expectorante de aullidos,
me ciega y pisoteo la comedia.
El no me suda a mordiscos
y entablilla medidas que escapan
y acaban desbordándose
entre tus risas de caverna,
me cose las ganas de volver
a los dones de tu capataz.

Respiro con medio pie, tengo sólo una vena y el ansia me hace dar largos paseos por el techo del no te veo, no veo, la culpa y otros animales me muerden los ojos, he creído en el equilibrio y caído desde el palco, con el ceño roto, el ebrio en huelga y el gato arañando la espalda al decorado, niego el no.

El si no tiene prisa,
es manifestante con carné de égida,
lame si es preciso con la saliva
del culpable el inocente
del ejemplo y su esparto
insoluble en razones,
se ríe del segundero ataúd,
es el amante de la paciencia,
la duerme y acaricia...
Si, se clava en cada una de las ventosas
que ralentizan al galgo ese
memoria pantomima,
husillo donde me aprieta el lúcido
que no vive en literatura,
y si, es golpe tónico de mis tardes
retortero sindicado a tu distancia fábula.

Sigo pieza, estoy ahora con goteras en los pies, taxista por donde quieras, vociferante de la impresión que me causa tu confite, que es mi almuerzo detalle sin telaraña el si, donde arreo mis mulas hacia tu crema capital y cargado de tu calcio la beta, la del sí berreo al antiséptico hasta que marcha y nos deja lamernos el corral, afirmo.


Sergio Marín

Escribiendo el amor

“El amor es, acaso, la última utopía que nos queda. El amor es la esperanza que permanece incólume en una época en la que parecieran haberse derrumbado todas las utopías”.
Gonzalo Rojas


Escribir sobre el amor supone hacer frente a una tradición abrumadora y no sólo por la cantidad, sino también por la riqueza y la intensidad de las voces que han ido tejiendo a lo largo de siglos un corpus de lírica amorosa al que, en apariencia, el poeta actual poco puede aportar… Así quien decide hoy escribir el amor, toma una opción arriesgada, y no siempre le acompañará la fortuna.

Quizá esta valentía, ese desacato a la tradición, sea la única forma de salvarlo…

martes, 23 de junio de 2009

Me viene voy ¿te vienes?

Me viene el triste a la pantorrilla, busca asiento
junto a los buitres del a b c te digo haz esto
y deberías tachar la ubre alquitrán de cueva sin vela,
presos bajan la pupila de su espasmo caudal.
Me bebe el tratado en canción desfibrilada
pedazos de niebla capón mudez de olfato,
agudas del susto,
edema emocional del roce baja la ventanilla.

Libre el río del estreñimiento,
aprieto la piedra picotazo del escorpión
veneno si para recitar,
amartillar el pezón del verso
coliflor de todos,
hombre perra y sin enganche,
pájaro carnívoro con gafas
y peón en los tableros de quien escuche,
para ver nacer perlas en la faceta del oscilo
y perímetros sin cordón en los animales obligatorios,
agina de sombra,
bujía sacudir del coma ansiolítico,
palillo entre las uñas del límpido
y atajo en la diáspora contemplativa.

Sergio Marín

lunes, 22 de junio de 2009

Para valientes

“El amor es, acaso, la última utopía que nos queda. El amor es la esperanza que permanece incólume en una época en la que parecieran haberse derrumbado todas las utopías”.
Gonzalo Rojas


Escribir sobre el amor supone hacer frente a una tradición abrumadora y no sólo por la cantidad, sino también por la riqueza y la intensidad de las voces que han ido tejiendo a lo largo de siglos un corpus de lírica amorosa al que, en apariencia, el poeta actual poco puede aportar… Así quien decide hoy escribir el amor, toma una opción arriesgada, y no siempre le acompañará la fortuna.

Quizá esta valentía, ese desacato a la tradición, sea la única forma de salvarlo…

viernes, 19 de junio de 2009

Fragmento de una conferencia, 1921, Vicente huidobro

LA POESÍA es el vocablo virgen de todo prejuicio;. el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, sino en no alejarse del alba. Su vocabulario es infinito porque ella no cree en la certeza de todas sus posibles combinaciones. Y su rol es convertir las probabilidades en certeza. Su valor está marcado por la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos. Para ella no hay pasado ni futuro. El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir. Yo tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando el arco iris, y el que quiera negarme este derecho o limitar el campo de mis visiones debe ser considerado un simple inepto. El poeta hace cambiar de vida a las cosas de la Naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos, y todo ese mundo estalla en fantasmas inesperados. El valor del lenguaje de la poesía está en razón directa de su alejamiento del lenguaje que se habla. Esto es lo que el vulgo no puede comprender porque no quiere aceptar que el poeta trate de expresar sólo lo inexpresable. Lo otro queda para los vecinos de la ciudad. El lector corriente no se da cuenta de que el mundo rebasa fuera del valor de las palabras, que queda siempre un más allá de la vista humana, un campo inmenso lejos de las fórmulas del tráfico diario. La Poesía es un desafío a la Razón, el único desafío que la razón puede aceptar, pues una crea su realidad en el mundo que ES y la otra en el que ESTÁ SIENDO. La Poesía está antes del principio del hombre y después del fin del hombre. Ella es el lenguaje del Paraíso y el lenguaje del Juicio Final, ella ordeña las ubres de la eternidad, ella es intangible como el tabú del cielo. La Poesía es el lenguaje de la Creación. Por eso sólo los que llevan el recuerdo de aquel tiempo, sólo los que no han olvidado los vagidos del parto universal ni los acentos del mundo en su formación, son poetas. Las células del poeta están amasadas en el primer dolor y guardan el ritmo del primer espasmo. En la garganta del poeta el universo busca su voz, una voz inmortal. El poeta representa el drama angustioso que se realiza entre el mundo y el cerebro humano, entre el mundo y su representación. El que no haya sentido el drama que se juega entre la cosa y la palabra, no podrá comprenderme. El poeta conoce el eco de los llamados de las cosas a las palabras, ve los lazos sutiles que se tienden las cosas entre sí, oye las voces secretas que se lanzan unas a otras palabras separadas por distancias inconmensurables. Hace darse la mano a vocablos enemigos desde el principio del mundo, los agrupa y los obliga a marchar en su rebaño por rebeldes que sean, descubre las alusiones más misteriosas del verbo y las condensa en un plano superior, las entreteje en su discurso, en donde lo arbitrario pasa a tomar un rol encantatorio. Allí todo cobra nueva fuerza y así puede penetrar en la carne y dar fiebre al alma. Allí coge ese temblor ardiente de la palabra interna que abre el cerebro del lector y le da alas y lo transporta a un plano superior, lo eleva de rango. Entonces se apoderan del alma la fascinación misteriosa y la tremenda majestad. Las palabras tienen un genio recóndito, un pasado mágico que sólo el poeta sabe descubrir, porque él siempre vuelve a la fuente. El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su desnudez inicial ajena a todo vestuario convencional fijado de antemano. Toda poesía válida tiende al último límite de la imaginación. Y no sólo de la imaginación, sino del espíritu mismo, porque la poesía no es otra cosa que el último horizonte, que es, a su vez, la arista en donde los extremos se tocan, en donde no hay contradicción ni duda. Al llegar a ese lindero final el encadenamiento habitual de los fenómenos rompe su lógica, y al otro lado, en donde empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lógica nueva. El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia. Allí ha plantado el árbol de sus ojos y desde allí contempla el mundo, desde allí os habla y os descubre los secretos del mundo. Hay en su garganta un incendio inextinguible. Hay además ese balanceo de mar entre dos estrellas. Y hay ese Fiat Lux que lleva clavado en su lengua.

VICENTE HUIDOBRO.

Corriente continua

A Carmen, el amor.

Estás debajo de la cuchara,
en lo que esconde el fondo del plato,
en la maquinaria del callejón
y en cada una de las cajas que me quedan por abrir.
Estás en el albedrío, de brindis,
en las fachadas de la memoria,
en la espalda del turno sin remite
y en la abolición curva de la pena estás,
derribo de la vela que sanciones alumbra,
bacteria fugaz y contagio compás de cadera
estás frente al cadáver de lo fingido, lo pateas.
Mirando al linde de una sonrisa que huye estás
abriendo el grifo de la palabra,
y en el ojo cerradura por donde te miro
te giras y en un beso me das la llave.
En el arco voltaico libídine estás
y me estás acariciando la escapada,
tranquila, estoy para darte mi fauna
sin envoltorio, garrapata en la grupa
de tu animal mujer y en lo humanamente posible,
estar en la última mejilla, sonriendo
en cualquiera de los dos lados,
hasta fin de obra.
Sergio Marín

Lobotomía transitoria

Creer en los transplantes de manías,
merecer los pies y un gin
en la terraza del canódromo
donde un chiste persigue esquinas
equilibrio látex y repara sorderas,
turbos con flato,
irritaciones en las cajas de cambio.
Soltar asombros por minuto,
dejar ir el olor a tibio el dedal
y el sereno reñir con el pito,
dejar la mandíbula el metal
prótesis de rumiante frente al modelo,
amar los silencios, lacerarlos es deporte.
Trenzar los destinos en la vulva
lozanía de creer en cuatro hombros,
alcanzar la liebre entre las piernas
el grosor de una sonrisa,
porque al que no le habla ya la lengua
sufre lobotomía transitoria.

Sergio Marín

Usted

Usted

Un silbido de anestesia
me roza los muslos de la suerte
y no miro más que al molotov almado,
una trenza descuelga del pecho balcón
a la raíz de usted la palanca.
Autostop de precipicio
bebo agua destilada de su mecánica
latiguillo escape arquetipo,
guá del mirar aullido
ombligos al barbecho,
caramelo de usted fe chupado
mensaje sin saldo.
Amor pipón, ay que susto
malentendido de usted cosido
a la tetraplegia de Narciso.
Este filtro se apunta
al escándalo en corto,
al semejante que masca criptonita
micción de usted,
consuelo náufragos de corbata
y la goma flota en la gasolina.
Usted, el cisne ahogado,
un lobo que chupa papel
herencia indígena en el tinte,
adicto jardín de la obviedad
sindicato de pájaros al futbol,
las cisternas no necesitan agua
y sobra tatami entre las uñas,
usted necesita llantos impares, usted.

Sergio Marín

Finta

Finta

Fue la púa,
golpeó duro en mi garganta guitarra de mercado
y el perista perló y fue,
el oxidante de tus pabellones nudos y empujones
que tumbaron mis bandos,
el monzón que no llega lotería y extintor vacío,
fue pues el roce de tu aleta
en mis patillas de humus que despertó
al oriental de mi sueño harakiri de gemelo,
y fue tu gelatina, eyector sin retorno
y mi estibador volcando elección al mar desviando luz,
fue esa luz, esa que me destripó en plena calle
y caí cuneta pulgar sin opción,
a ras cultivable contuso jugando al tute,
apareciste bicha, amortiguador de mi amniótico semifinal
liturgia con listón y caída sin réplica del opio olímpico,
y fue, consumación y susto de sima donde asomé el duende
y fui, una ceniza viajando ahogándose en tu charco de tiempo.

Sobre el Amor

El amor según Alain Badiou
Alain Badiou, filósofo, dramaturgo y novelista, es uno de los nombres más destacados del pensamiento contemporáneo. En un reciente reportaje publicado en el periódico Perfil responde al interrogante del amor como categoría de verdad. Me parece una respuesta sublime.
¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
Creo que el amor es un procedimiento de la verdad; entonces, es una condición natural para la filosofía. (Reconozco cuatro tipos de procedimientos de la verdad: la ciencia, el arte, la política y el amor.) En el amor podemos rastrear todas las características de un procedimiento de la verdad: comienza con un acontecimiento, el encuentro entre dos personas. Después debemos encontrar la forma y las consecuencias de este encuentro, debemos encontrar un nuevo lenguaje. ¿Por qué la verdad? Porque el amor es, en mi opinión, la invención de la verdad acerca de la diferencia. Naturalmente, es la diferencia entre dos individuos, la diferencia absoluta entre la posición masculina y la femenina. Como dijo una vez Lacan, la relación sexual no existe. Hay una ilusión en la pura libertad sexual: la ilusión de que allí podemos encontrar una experiencia de conexión con el otro. Entonces, se compromete con la repetición y no con la creación. ¿Qué es la verdad acerca de la diferencia? Es la experiencia de la diferencia mediante la construcción de un nuevo punto de vista sobre el mundo mismo. Es una nueva experiencia del mundo desde el punto de vista de los Dos.
El amor no es una suerte de negociación entre dos individuos. Es la creación de un nuevo punto de vista sobre el mundo mismo: el punto de vista de los Dos. (La amistad también es la experiencia de los Dos pero es una experiencia mucho más débil que el amor. Por eso explicamos la amistad desde el punto de vista del amor y no a la inversa.) El amor es el ejercicio de la diferencia en relación con el desarrollo de la vida misma. Es, pues, la experiencia del mundo no desde el punto de vista del Uno –individual– sino desde el punto de vista de los Dos, no desde el ángulo de la identidad sino desde el ángulo de la diferencia. En este sentido, es el principio de una idea poderosa que puede devenir, finalmente, en una idea política. Que es posible construir una experiencia colectiva del mundo. Y el comienzo de esta experiencia colectiva es la experiencia de los Dos. El amor puede ser visto, en este sentido, como el principio de la política.

lunes, 8 de junio de 2009

pandemia

El mejor regalo, una camiseta usada.

Esta mañana me he puesto una camiseta tuya, usada, me he dado cuenta pero me ha dado igual por las prisas y porque he sentido una sensación agradable. En el coche me iba calando algo cómodo y caliente por el pecho y abdomen, se ha extendido a los brazos y rodeado la espalda, al pocotas piernas el culo y en el momento en que ha llegado ha la polla, la rigidez más absoluta reapoderado del miembro y de todo pensamiento. Solo en el asiento trasero, he comenzado a tocarme con una mano los testículos y agarrándola fuerte con la otra deseando tener más. Sudor intenso a las 8 de la mañana, sexo. Una serie de imágenes ocupaban todo el espacio consciente, me sentía muy bien. Al llegar al trabajoso podía relajarme, con una actitud extraña a ojos de los compañeros he corrido a la taquilla donde pronto han acudido al escuchar los gritos de desahogo y dolor, empapado de de sudor he intentado quitarme la camiseta y se me ponía más dura y más y más, hasta que al romperla y quitármela me ha estallado la polla salpicando todo el vestuario de semen gritos y sangre.
En el hospital, veo como una enfermera observa la camiseta, la huele, la palpa y paralizado sin querer hacer nada veo como se desnuda, se aprieta los duros pezones, se chupa los dedos y se mete la mano bajo las bragas; se ha puesto la camiseta. Le brillan los ojos, gruñe, desprende un calor que me alcanza, otra vez no Dios pero si si, aún casi sin polla siento como toda la sangre de mi cuerpo acude a lo que queda de ella, no grito ni me muevo, sólo miro como la enfermera me quita las vendas ensangrentadas y comienza a comerse la carne viva, gime y tiembla mientras se masturba, pierdo la conciencia cuando alza la mirada se relame y me besa en los ojos.

Sergio Marín.

domingo, 7 de junio de 2009

Dame tu libertad...

Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.

Pedro Salinas

miércoles, 3 de junio de 2009

lluvia de huellas

Lluvia de huellas

Dejó su huella, cuando tembló, el asfalto que me sujeta el pelo, me llamó la lengua, y un interrogante me estiró el escrutinio. Huella tapa poros del atiende, comerciante de insistencias y reclamo de caricias, reflejos border line, trapos nuevos por seccionar y cordones para atar los reguladores de la proteína que espolea las ganas de jugar. Huellas en la raíz, en la crisma, en la sábana del arranque, en la grieta que se sujeta con palillos, en el quedarte por ahí, por las tardes de ala, en el remo, en la trenza visión de la espera. Huellas, transeúntes de vena y hambres de perfil, del roce con tu antena, huellas en el pupitre de tus piernas, en la pizarra de espaldas, en el negativo del swing y mirar de tacón, pañuelo quitapenas y huella de bandera negra con crespón negro, al rescate de la fractura en tu labio y huella en la extirpe del kilo y el gramo en las cenizas del costado, en la tensión lírica del músculo que te ama, huella acople, ensanche y derrumbe del postizo, huella en el hombre y en el cemento del poeta.

Sergio Marín

lunes, 1 de junio de 2009

Queratina y república.

Dedos deshabitados por los garajes de un existencialista
sin esqueleto, que cae fractura escalofrío y ausencia,
prescrito lágrima, carga de nombres,
astillas de eslabón, muro anterior del aceite
resina de la duda que al pasar por la traquea,
se queda colgado en silbido, y algún pájaro
al quite se lleva el atracón ubres de hormiga
donde escribe, al oído de los cuerpos del delito,
entre las agujas y pitidos de tachón,
larvas vocablo de génesis y espuma.
Concede salir al cruce y diente que le queda,
emulsiona con la luz,
endurece la ceja de la semiótica,
le salpica un asfalto en el ojo donde ama
y un claxon intenta circuncidarle el silencio.
No hay caso, se lava en el charco de su habitante,
en la demora de un cuerpo y su voz, las tensiones
y las partes del amor que llenan el aire sacuden
su escándalo y palpita de nuevo acordes humanos,
se sienta en el borde de su reciente pupila,
suda ganas de andar descalzo convocatoria
hormona de grillo, hélices en la transfusión constante
del labio crecido callejero y mensaje,
con las partículas fuera de las vendas en quiebra,
invulnerable ser completo,
transmutante de humores vanguardias de las repúblicas
que llaman días.

Sergio Marín

domingo, 31 de mayo de 2009

De qué manera se existe

De qué manera se existe

La existencia, ¿qué importa? Existo de la mejor forma que
puedo
Ian Curtis

De qué manera se existe.
Agarrado a un péndulo
inhalar aire automático
partículas a empujones nos acercan,
sueldan sin salir de los cuerpos,
se puede salir del cuerpo y volver...

De qué manera se existe.
Un corazón es una feria de muestras vacía,
una mierda que ni siquiera huele,
unos tacones que no suenan, disparos,
la muerte de una transmisión
se queda entre las paredes del hueso.

De qué manera se existe.
Al beber esto de todo y algún torpe pegado al oído,
si tu vida es una mierda y la mía también,
esta en las pieles, en los tornos,
en los volantes y en las pantallas
gigantes de las miradas.

De que manera se existe.
Inventando un pasado,
gracias por la parte que me toca,
mirando puertas con las marcas
y riéndose de Mr. Hyde
ahora loco antes normal.

De que manera se existe.
No prometer ni estar agradecido,
mis tus palabras no valen lo mismo
sencillamente no valen,
hacer el amor a los hechos
te devuelve el cuerpo.

De qué manera se existe.
No saber nadar en un plato con comida
no saber nadar en un plato sin comida,
hablar con la boca llena de cordones umbilicales,
cambiar sexo por cables por imágenes
y verse el rostro en un cromo
álbum de alguna imaginación sin niño.





De qué manera se existe.
Alguien dijo ser mejor,
Nadie, que es el domino
grande la posee y es poseído
por si mismo hasta que cae
al charco de todos.

De qué manera se existe.
La confusión huele bien,
a pan a perfume y droga
a sexo a dinero a verdad
a divino a gratuito,
algo se quema…

De qué manera se existe.
En la literatura, cabeza de pescado
si la chupas te descubre algo.
En la soledad del adicto
que se descose y se zurce
muere sin saber,
o vive sin saber como el que no lo es.

De que manera se existe.
Abrazado al amor con miedo terrible
al entenderlo comprobarlo
tocarlo, sin huir, cada día.

El amor no es como nos han contado,
es diferente, sin bibliografía,
sin aceite ni freno motor,
no se mide,
no se prueba,
se cree o no se cree,
es la manera de existir.


Sergio Marín