lunes, 1 de junio de 2009

Queratina y república.

Dedos deshabitados por los garajes de un existencialista
sin esqueleto, que cae fractura escalofrío y ausencia,
prescrito lágrima, carga de nombres,
astillas de eslabón, muro anterior del aceite
resina de la duda que al pasar por la traquea,
se queda colgado en silbido, y algún pájaro
al quite se lleva el atracón ubres de hormiga
donde escribe, al oído de los cuerpos del delito,
entre las agujas y pitidos de tachón,
larvas vocablo de génesis y espuma.
Concede salir al cruce y diente que le queda,
emulsiona con la luz,
endurece la ceja de la semiótica,
le salpica un asfalto en el ojo donde ama
y un claxon intenta circuncidarle el silencio.
No hay caso, se lava en el charco de su habitante,
en la demora de un cuerpo y su voz, las tensiones
y las partes del amor que llenan el aire sacuden
su escándalo y palpita de nuevo acordes humanos,
se sienta en el borde de su reciente pupila,
suda ganas de andar descalzo convocatoria
hormona de grillo, hélices en la transfusión constante
del labio crecido callejero y mensaje,
con las partículas fuera de las vendas en quiebra,
invulnerable ser completo,
transmutante de humores vanguardias de las repúblicas
que llaman días.

Sergio Marín

1 comentario:

Alecto dijo...

Sudemos ganas de andar descalzos, invulnerables seres completos a los que el amor ha convertido en humanos, muy humanos... tq