lunes, 31 de agosto de 2009

Mutilantes

Mutilados en espera de homicidio se cosen mientras beben escrúpulo, se empachan de carne nerviosa y así se conciben, fagocitan y asocian con textura de club benéfico, con el carnet de muñón tóxico y el diálogo en forma de laso reluciente, brillos en el humo del esfínter y género desconectado. Se nombran a sí mismos animales de cuneta, se suben al podio del nicho donde diarrean su sed de amor y condenan a milagros a los seres Hominosos. El uso de braguetarios los calma bajo la luz de su dibujo, se desahogan en la dimensión más cercana, se arañan imitando sonidos de murciélago, se aceitan las cicatrices pérfidas y, al salir, se les caen las mentiras de las uñas y una gota de cinismo les brilla en la frente, se evapora y fantasmea entre los presuntos invitados, víctimas demócratas.

Sergio Marín

domingo, 30 de agosto de 2009

Carta a Pablo. MIjail Bakunin

Soy el mismo, como antes, enemigo declarado de la realidad existente, sólo con esta diferencia: que he cesado de ser teórico, que he vencido, en fin, en mí, la metafísica y la filosofía, y que me he arrojado enteramente, con toda mi alma, en el mundo práctico, el mundo del hecho real.

Créeme, amigo, la vida es bella; ahora tengo pleno derecho a decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través de las construcciones teóricas y a no conocerla más que en fantasía, porque he experimentado efectivamente muchas de sus amarguras, he sufrido mucho y he caído a menudo en la desesperación.

Yo amo, Pablo, amo apasionadamente: no sé si puedo ser amado como yo quisiera serlo, pero no desespero; sé al menos que se tiene mucha simpatía hacia mí; debo y quiero merecer el amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir, activamente; ella está sometida a la más terrible y a la más infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole el sentimiento de su fuerza y de sus derechos.

Amar es querer la libertad, la completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama.

He ahí mi profesión de fe política, social y religiosa, he ahí el sentido íntimo, no sólo de mis actos y de mis tendencias políticas, sino también, en tanto que puedo, el de mi existencia particular e individual; porque el tiempo en que podrían ser separados esos dos géneros de acción está muy lejos de nosotros; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones y en todas las aplicaciones de esa palabra, o bien no la quiere de ningún modo; querer la dependencia de aquel a quien se ama es amar una cosa y no un ser humano, porque no se distingue el ser humano de la cosa más que por la libertad; y si el amor implicase también la dependencia, sería lo más peligroso e infame del mundo, porque sería entonces una fuente inagotable de esclavitud y de embrutecimiento para la humanidad.


Todo lo que emancipa a los hombres, todo lo que, al hacerlos volver a sí mismos, suscita en ellos el principio de su vida propia, de su actividad original y realmente independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos, es verdad; todo el resto es falso, liberticida, absurdo. Emancipar al hombre, he ahí la única influencia legítima y bienhechora.
Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos –no son más que mentiras–; la verdad no es una teoría, sino un hecho; la vida misma es la comunidad de hombres libres e independientes, es la santa unidad del amor que brota de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad individual.

CARTA A PABLO

Mijail Bakunin
París, 29 de marzo de 1845

lunes, 17 de agosto de 2009

Nube convencida

Una nube convencida vuelca
su hedor sobre
el vientre de un beso encogido,
un bulto vertebrado
en la frente del insomnio
se pellizca la rabanera
en la corrupción amistosa,
despedrega tensiones,
consume tendencias de alicate
y desbroza de antojos la matriz,
putrefacción en cinta.
Un adagio la somete al cerebro
que se oxigena masticado,
híper ventila y ablanda los pezones de papel
al roce con los jugos de su delirio,
de la saliva quid procuo
para abrirse de piernas y abandonarse
a la náusea de la palabra.
Una nube pegajosa cae a plomo,
se insemina con la invocación
al vicio eréctil en gangrena la musa,
calambres inducidos
a un verso con los fórceps colgando
entre las piernas del poeta.

Sergio Marín

membretes

Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.
La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre el verdadero poeta.
Ambicionamos no plagiarnos ni a nosotros mismos, a ser siempre distintos, a renovarnos en cada poema, pero a medida que se acumulan y forman nuestra escueta o frondosa producción, debemos reconocer que a lo largo de nuestra existencia hemos escrito un solo y único poema.

Oliverio Girondo